Julio Cortázar: Relato con un fondo de agua

 


   El relato estremece, le hace a uno sentirse encogido, expectante y tenso, pero no a la manera en que se nos resuelve en el ánimo la contemplación de una escena cruel o temible en una pantalla, sino de otra más cercana y casi diríamos que íntima, no empatizando, sino siendo: tememos porque somos. Cortázar, una vez más, juega y se divierte, construye y se divierte, narra divirtiéndose con muchas frases geniales y con imágenes no menos geniales -el río, la luna que toca y se arrodilla-, pero además, como en sus mejores y más escrutables relatos, da un paso adelante, sacude legañas y limpia falsedades, clava en la superficie para que nunca puedas quitarte de encima lo adherido: la muerte te aguarda, nos dice, y vendrá con tu nombre y con tu cara -como sabía también Pavese- y no podrás hurtarte a su abrazo definitivo, porque tú serás tu propia muerte. Como para no pensar que el gran argentino universal era un genio absoluto... 

Entradas populares de este blog

Julio Cortázar: Cambio de luces

Julio Cortázar: Silvia

Julio Cortázar: Orientación de los gatos