Félix J. Palma: El mapa del tiempo (1: Cuarto mísero)

 


   Pasea una mirada melancólica por la habitación y se sorprende, al observarla de nuevo, de que allí pueda haber lugar para una vida, que esta pueda desarrollarse, tener vigencia, dada la miseria y la estrechez del sitio. 
   Así lo cuenta, sin prisas y sin demorarse, Félix J. Palma, que escribe muy bien y sabe muy bien describir las emociones, transmitírselas al lector con su narrador de tercera persona que juguetea y se torna serio cuando es preciso, que le habla desde muy cerca a quien le escucha atento y con gran pericia hace avanzar la historia entre pausas bien administradas que sirven para dar más información y, sobre todo, para dibujar un lugar y una época con seguridad y de manera diáfana, que es de lo que se trata cuando se escribe una novela cuya acción está anudada a una época muy pretérita. 

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